3 agosto, 2018

Emocional

El mundo emocional nos acompaña y cohabita en nosotros desde el primer momento de nuestras vidas hasta el final de ellas, generándose transformaciones que condicionan nuestro actuar.
Definiríamos a la emoción como un estado complejo del organismo que experimentamos como una reacción subjetiva al ambiente y que se caracteriza por un conjunto de respuestas psicofisiológicas de origen innato influidas por la experiencia,cognitivas y conductuales que predisponen a una respuesta organizada, de un acontecimiento externo o interno. Así pues, las emociones tienen una función adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea.
Su formación surge en el componente instintivo de nuestro nacimiento, a través del símbolo materno de la alimentación, dando paso a través del resurgimiento del deseo y su falta al acto psíquico, con una idea y su afecto correspondiente.
De este modo el mundo emocional comienza a configurarse en una estructura de instintos, arquetipos, expectativas e interpretaciones personales.
En la infancia precoz no existe una línea sostenida de pensamiento sin una línea sostenida de afectos.En la edad adulta, sin embargo establecidos los patrones de comportamiento, los hábitos de pensamiento y las defensas, las conexiones evidentes entre el afecto y la conducta disminuyen.
Este mundo emocional condicionaría al individuo en su actuar cotidiano, influye en nuestro pensamiento, nuestra conducta e incluso en nuestra salud mental, otorgándole un placer o displacer para su persona.
A través de las emociones podemos encontrar el bienestar, pero también si se dañan los sistemas emocionales, nos puede conducir al sufrimiento y por ende a la enfermedad en función de las estructuras psíquicas personales.
Así pues, las emociones al ser estados afectivos, indican estados internos personales (motivaciones, deseos, objetivos…) por lo que debemos poner atención y escuchar a nuestro cuerpo para poder dar significado a ese dolor emocional.
El aprendizaje de una coraza caracterológica con sus mecanismos defensivos propios, el aprendizaje a gestionar de forma adecuada el mundo interno de cada uno, hacen posible un mejor entendimiento y una mejor adecuación del Yo, al mundo exterior y al Self de cada uno de nosotros, generando un mayor bienestar y una mayor capacidad de interactuar con el mundo en el que vivimos más receptiva y adecuada.
El mundo emocional nos abre el camino para el encuentro con el Otro.Es el lenguaje a través del cual crecemos como seres gregarios que somos y nos permite evolucionar a través de la consciencia a un mundo con una mayor transcendencia.
Este proceso de cambio y desarrollo personal nos ayudará a conseguir un bienestar emocional y por ende mejorar nuestra calidad de vida.
No todo depende de lo que hemos heredado, por lo que hemos de ser capaces de seguir aprendiendo y mejorando nuestras actitudes día a día.
Aprender en definitiva a ser más felices.

Jorge Robres Mateos/ Psicólogo Clínico-Psicoterapeuta Psicoanalitico 

 

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