Según el VII Estudio Cinfa-Salud sobre la “Percepción y hábitos de la población española en torno al estrés” casi 12 millones y medio de españoles (96%) sienten estrés en su vida cotidiana, el 52% lo han hecho frecuentemente, el 56% de los estudiantes manifiestan sufrirlo de modo habitual y continuo. Solo un 4% de los encuestados declara no haber sentido estrés en el último año.
El estrés en sí mismo no es negativo. Es un estado de tensión física o emocional que en un nivel moderado nos ayuda a gestionar los problemas cotidianos aprovechando los recursos personales o sociales que tenemos. El problema surge cuando el individuo no cuenta con estos recursos en cantidad suficiente, es incapaz de afrontar las demandas de la nueva situación y tiende a estar en un estado de estrés permanente. Cuando sucede esto, la salud física y mental se resiente: fallos en el sistema inmunológico, alteraciones digestivas, sobrepeso, problemas dermatológicos, ansiedad, trastornos obsesivo-compulsivos, depresión, suicidio (es la primera causa de muerte no natural en España).
Ante estos datos cabe preguntarse ¿cómo podemos afrontar esta situación? ¿Qué medidas estamos tomando? ¿cuáles son las carencias o los excesos de nuestro sistema? ¿nuestra vida es ecológica?
Muchas luces podemos recibir gracias a las aportaciones de las investigaciones en el campo de la Neurociencia y la Psicología durante los últimos años. Temas como las inteligencias múltiples de Edwuard Garner, la psicología Positiva de Martin Seligman, la Inteligencia Emocional de Daniel Goleman o técnicas como el Coaching nos dotan de recursos imprescindibles para dar respuesta a las nuevas circunstancias sociales y laborales.
La mejor respuesta a la pregunta ¿qué podemos hacer? es adoptar medidas de prevención aprendendiendo a utilizar recursos como técnicas de relajación, mindfulness, autoconociniento, autoestima, control de creencias irracionales, gestión de emociones, adaptación al cambio, toma de decisiones o resolución de problemas. Todo esto se puede aprender.
¿Cuándo comenzar el aprendizaje? Lo antes posible. En infantil ya se puede aprender inteligencia emocional. ¿Cuándo acabar? Nunca. Hasta que nuestros días acaben tendremos que hacer frente a retos.
El primer paso es intensificar la labor de concienciación de la población en todos los niveles y estatus -familias, estado, empresa, enseñanza- para que cada vez se escuchen menos afirmaciones como yo no creo en eso de la educación emocional, son cosas que se solucionan con sentido común.
Después de la concienciación, llegará el trazado de programas de formación de la población de todas las edades mediante conferencias, talleres, escuelas de familia, cursos patrocinados por el Estado, las empresas, las universidades y centros escolares de todos los niveles.
Aunque el proceso es lento, cada vez hay más iniciativas en este sentido. Emma Jacobs en en Financial Times en su artículo «Las escuelas de negocios piden habilidades blandas» informan de que Escuelas de negocios como la London Business School imparten cursos de “dinámica interpersonal ” para estudiantes de MBA en los que aprenden a desarrollar autoconciencia mindfulnes y gestión de conversaciones difíciles en el lugar de trabajo. Richard Jolly, profesor de comoportamiento de las organizaciones afirma que las escuelas de negocios necesitan ‘producir’ alumnos con ‘soft skills’ antes que con conocimientos técnicos.
La clave está en dotar a la población de recursos en todos los campos (Físico – Emoción – Mental – Relación – bioenergéticos,espirituales y medioambientales). Todos están interconectados y son complementarios; descuidar uno impacta al resto. Cuidar los 7 permite un equilibrio de vida saludable y duradero.
Por este enfoque es por el que apuesta Advaitia Luz, por un proyecto integral que aborde programas de prevención destinados a dotar a la población de un abanico de herramientas modernas, validadas y científicas que permitan resolver las dificultades cotidianas de nuestra sociedad.
Yolanda Pérez Peñafiel/ Profesora-Coach Educativo
www.yolandaperez.es